jueves, 18 de mayo de 2023

88.- El mundo está loco y yo tomando vodka.

     - ¿Y si esto se extendiera? -preguntó Mel.

    Y la verdad es que el periodista tenía razón.

    Gutiérrez se pidió otro vodka y se encendió el enésimo cigarrillo. Tenía que admitir que le gustaban esos momentos, de copa y puro, después de la resolución de los casos. A Hortensio y a Gutiérrez se le había unido Mel, siempre atento a la noticia, y ahora, en una terraza, la comentaban entre risas.

    - Menudo tiparraco, ¿no?

    - Ya ves. El tío no tenía un pelo de tonto... pero de listo tampoco.

    La verdad es que tenía pinta de que el personaje se iba a convertir en una celebridad, al menos en ese tipo de personajes célebres durante un cuarto de hora, antes de que otro descerebrado ocupe el espacio y la atención de la masa, todavía más descerebrada.

    - La App, desde luego, es un peligro. Pensad en las implicaciones. Poder piratear y secuestrar los servicios de seguridad de cada país. Y enviar mensajes y alarmas falsos...

    - Como para iniciar una guerra desde el salón de casa.

    - Este tipo a punto ha estado de hacerlo...

    - Afortunadamente, parece que su aplicación no tiene mucha salida comercial. Los Estados prohibirán su venta, y se protegerán contra ella -terció Gutiérrez.

    - Normal. Imagina que se pone en venta, que es un éxito, que surgen otras aplicaciones diferentes...

    Fue entonces cuando Mel preguntó qué pasaría si esto se extendiera, si pasara a ser una moda, si todos lo consideraran divertido.

    Entre los tres amigos se hizo el silencio.

    Gutiérrez, no obstante, tenía clara una cosa. El mundo estaba cada vez más loco. Menos mal que cualquier día de estos se jubilaría; y menos mal, de verdad que sí, que seguía existiendo el vodka.

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