lunes, 14 de junio de 2021

74.- Primeros indicios

     - No me lo puedo explicar, Comisario... es dramático, dramático...

    Germán, el Comisario de la Exposición, se tiraba de los pelos y estaba a punto de romper a llorar.

    - Vamos a ver, señor Redondo, deje de llorar con un niño estúpido y demos con una solución -terciaba Gutiérrez, siempre motivador. - ¿Tiene usted alguna idea de quién pudo haberlo robado?

    - Si lo supiera, Comisario, no estaríamos aquí hablando...

    Gutiérrez exhaló un suspiro y sacó un cigarrillo, esta vez en el interior del recinto. La Exposición había sido clausurada hasta que la investigación diera algún resultado, claro, y el público que se había comenzado ya a apilar a las puertas había sido disuelto con palabras amables que recibieron como respuesta gestos de disgusto.

    - Señor Redondo, deje las ironías si quiere que usted y yo acabemos bien. ¿Y el autor?

    - En Costa Rica. Se le espera pasado mañana.

    - ¿Alguna idea de cómo han sacado la obra del recinto?

    - Ni idea. Es una pieza de un tamaño considerable, no es un diamante que te puedas meter en el bolsillo...

    - ¿Algún seguro?

    -¿Sugiere que el autor puede haberse robado a sí mismo? ¿O nosotros?

    - Eso lo dice usted. Yo solo pregunto.

    Germán Redondo tragó saliva y chasqueó la lengua.

    - Ningún seguro puede pagar la publicidad que supone una obra en exposición; y ningún robo, por más que le dé fama a la obra, es equivalente al precio que se podría pagar por ella si se pone en venta.

    Gutiérrez aspiró el cigarrillo con fuerza y dejo caer las cenizas en cualquier sitio.

    - ¿Quién fue el primero en llegar esta mañana?

    - Amadeo, de la limpieza. Viene antes de comenzar cada jornada para comprobar que la higiene de las instalaciones es la adecuada. Dice que no vio nada. Unos minutos después llegué yo, y me di cuenta de que la obra había desaparecido...

    - De acuerdo, hablemos con Amadeo. ¿Hortensio?

    - ¿Sí, Comisario? -contestó presto este, que discretamente había acompañado toda la conversación.

    - Búscame a Amadeo, el de la limpieza...