sábado, 20 de abril de 2024

109.- Tiro libre adicional

     - Conde.
    - ¿Conde? ¡Madre mía! ¿Y ahora qué hacemos? Que mañana es la final. ¡Vamos, Lechones!

    Gutiérrez no daba crédito. Por un lado, no dejaba de preguntarse quién había sido el lumbreras que le había puesto los "Lechones" al equipo de la ciudad. Supuso que sería "Leones", pero que alguien se equivocó al inscribirlo en la competición y ya no hubo marcha atrás. Por otro, no tenía ni idea de que Hortensio fuera aficionado al baloncesto.

    - A ver, lechón, déjate de memeces y vamos al grano.
    - Sin Conde no somos nada, comisario. Si tienes problemas, balones a Conde. Eso lo sabe todo el mundo. Un pívot determinante. Imparable en la zona.
    - Como si me hablas en chino, Hortensio. Lo que sí que sé es que parece que ha desaparecido.
    - Y solo tenemos un día para encontrarlo.

    Gutiérrez se encendió un cigarrillo, con parsimonia, simbolizando su falta de prisas.

    - A ver, si lo encontráramos pasado mañana tampoco pasaría nada...
    - La afición confía en nosotros, comisario. No podemos fallarles.

    Tanto símil deportivo estaba ya poniéndolo de los nervios.

    - En cualquier caso, propongo empezar por el tipo del bigote.
    - ¿Qué tipo del bigote, comisario?
    - Ah, sí, que aún no te lo había contado...

lunes, 8 de abril de 2024

108.- Desesperación en la cancha de baloncesto

    - Por favor, comisario, tiene que ayudarnos. Por favor...

    El gigante agarraba a Gutiérrez de los hombros y, en su desesperación, lo agitaba como una coctelera. Este, sorprendido y despistado, se preguntaba, en primer lugar, cuándo lo soltaría; en segundo, por qué hablaba en plural. "Igual es tan grande que se percibe como si fuera dos personas", pensó.

    - De acuerdo, de acuerdo. Para un poco y explícame qué coño te pasa.

    El tipo, por fin, se tranquilizó un poco y se sentó. Al estirar las piernas, tuvo que meterlas bajo la mesa del comisario, de tan largas que eran.

    - En primer lugar, ¿quién eres?
    - ¿No me conoce? Soy Constantino, el capitán del equipo de baloncesto.
    - Ah, pues no tengo el gusto.

    A Gutiérrez el baloncesto le importaba un pepino, y menos aún el equipo de la ciudad. De hecho, le ponían nervioso los famosos que piensan que, como son famosos, tienes que conocerlos.

    - Genial, Constantino. Ya vamos avanzando. ¿Qué es lo que te pasa?
    - Hemos perdido a nuestro pívot.
    - ¿Perdón?
    - Un jugador de nuestro equipo, Conde, ha desaparecido.
    - ¿Qué quieres decir, exactamente?

    Constantino resopló e intentó explicarse con calma.

    - Ayer no vino a entrenar. Ni hoy. Y mañana, como supongo que ya sabe, jugamos la final.

    Gutiérrez no tenía la menor idea sobre final alguna. Él estaba tranquilo, y en paz, hasta que Constantino llegó.

    - Puede haberse ido voluntariamente...
    - Eso es imposible. Además, anteayer, el último día que se le vio, se comportó de manera extraña...

    Gutiérrez encendió un cigarro.

    - ¿De manera extraña? Eso me lo tienes que contar bien. Por curiosidad, ¿cuánto mide Conde?
    - Es el pívot, comisario. El center. Mide 2,20.
    - ¿Dos metros y veinte centímetros?

    Constantino asintió. Gutiérrez pensó que, con ese tamaño, no podía ser difícil de encontrar...