lunes, 29 de enero de 2024

102.- El lugar del crimen

     - Joder, qué pesado.

    La verdad es que el vecino parecía un poco inquietante. Más de la cuenta. Con gusto le cruzaba la cara Gutiérrez, para que mirara para otro lado.

    - Que sí, que ha sido él quien nos ha puesto sobre la pista, pero esto ya es demasiado...

    Gutiérrez y Hortensio entraban en la casa de Plenilunio. Otra vez en la casa del crimen. Para ello había que levantar el precinto, o agacharse para pasar por debajo. El caso es que ahí estaba el dichoso vecinito, asomado a la ventana, saludando como si fuera un colega.

    - Este tío no entiende que somos agentes de la ley. Creo que le convendría dormir alguna noche en el cuartelillo. ¿Lo detenemos con cualquier excusa?

    Hortensio asintió levemente, sin hacerse directamente partícipe de los planes de Gutiérrez, y más preocupado por entrar en la vivienda de Plenilunio que por lo que quedaba fuera.

    - Esto es un desastre...

    La verdad es que lo era. Todo removido, todo fuera de su sitio, los muebles patas arriba, el sofá desmigajado.

    - El que ha entrado venía con ganas de destrozar, comisario. O buscaba algo -comentó Hortensio, asombrado.

    - Lo buscaba. Y no lo encontró, porque aquí no ha dejado objeto sin comprobar.

    Pasearon por el dormitorio, por la cocina, donde todo estaba, también, manga por hombro.

    - Hortensio...
    - ¿Sí, comisario? 
    - ¿Cómo se llamaba la novela más exitosa de Plenilunio?
    - Muerte bajo el sol, comisario.
    - ¡Qué original!

    Hortensio vio entonces, con sorpresa, cómo Gutiérrez recogía del suelo un ejemplar de la mencionada novela, la abría, leía algunas líneas, sonreía entusiasmado, la cerraba bruscamente y se la guardaba.

    - Esta me la llevo -dijo.
    - Vaya, comisario, no le tenía por un apasionado de la lectura...
    - Llama inmediatamente al hijo, al agente, al vecino, al de la limpieza, a Mel y a Streller, y cítalos a todos esta tarde en la comisaría.

    Hortensio se preguntó si Gutiérrez iba a crear un club de lectura.

    - ¿Al de la limpieza también?
    - La solución a esto ya se acerca, Hortensio. Y nunca viene mal un buen McGuffin...

jueves, 4 de enero de 2024

101.- Operación relámpago (el vecinito)

     - Comisario, comisario...

    Gutiérrez empezaba a sentir por Hortensio un cierto aprecio. Le parecía un tipo eficiente y respetuoso. Por eso supuso que habría una buena razón para interrumpirle en mitad de un cigarrillo, abriendo la puerta del despacho como si tuviera autoridad para hacerlo.

    - ¿Qué pasa ahora?
    - Alguien le busca, comisario.
    - ¿A mí? ¿Para qué?
    - Es el vecino de Plenilunio.
    - ¿Del muerto?

    Hortensio asintió. Gutiérrez pensó que igual había desarrollado demasiado pronto un aprecio por su subordinado que iba a resultar, a la postre, inmerecido. El vecino era un pesado y un colgado, así lo había descrito Hortensio unos días atrás. ¿A santo de qué traerlo ahora a su presencia?

    Gutiérrez resopló. Pese a ello, a alguna mueca de asco y a algún aspaviento poco disimulado, pocos segundos después lo tenía delante, hablando como una cotorra.

    - Lo he visto, comisario, lo he visto. Ya le dije a su ayudante que algo pasaba. Así que estuve atento. Y volvió. Lo he visto. Había una cinta policial en la puerta, claro, era un crimen. Pero la saltó. Hizo como si no existiera. Y eso no se puede hacer, ¿verdad?

    Gutiérrez se frotó los párpados en busca de la paciencia que había perdido ya años atrás.

    - ¿De qué me hablas?
    - Ha vuelto. Lo he visto.
    - ¿Quién? ¿El de la limpieza?

    Gutiérrez miró a Hortensio, en pie tras ellos. Si era otra vez para hablar del de la limpieza, iba a montarle un pollo al primero que se cruzase en su camino. Eso estaba claro. Pero Hortensio, que ya sabía de qué iba el tema, negaba con la cabeza, mientras el vecino de Plenilunio seguía hablando.

    - No, hombre, el de la limpieza no ha vuelto. Qué morro. Habrá visto el precinto policial y se ha quitado de en medio. Ese cobra igual, y si es sin trabajar, mejor...
    - A ver, al grano. ¿A quién has visto?

    Cuando el vecino dio la descripción y Gutiérrez y Hortensio reconocieron a quien se había colado en casa del asesinado, supieron que el caso iba a dar un giro la mar de interesante...