martes, 9 de agosto de 2022

79.- Otro caso de mierda resuelto

     Diez minutos después, el comisario apuraba un cigarrillo a las puertas del IFEMA mientras rumiaba barbaridades por lo bajini para no tener que gritarle las verdades a la cara a más de uno, y para dejar de acordarse de la familia de Amadeo, y de la de Ataúlfo, y de la de toda Costa Rica, y del arte moderno en general, en abstracto, como concepto y en cada una de sus concreciones.

    Y de Germán, del cabrón de Germán, Comisario de la Exposición. Que había desaparecido una obra, decía... que se llamaba "Totalidad", decía... joder... una de las críticas más feroces que el mundo del arte había desarrollado en los últimos tiempos contra la alienación del ser humano en la sociedad moderna, había dicho el capullo, y se había quedado tan ancho... y Gutiérrez interrogando aquí y allá.

    Si es que tenían que haber empezado por decir que "Totalidad" era una fregona metida en un cubo, joder... qué cojones de crítica feroz... una fregona metida en cubo. Y tenían que habérselo dicho también al lumbreras de Amadeo para que no la recogiera y la metiera en un armario junto con otros trastos viejos y utensilios de limpieza...

    Cuando Gutiérrez recordaba las caras de Ataúlfo y de Germán al encontrar la fregona, los gritos de alegría, los abrazos, las felicitaciones, no sabía si romper a llorar o echarse a reír.

    Arte conceptual, le habían dicho. "Los cojones", había pensado él.

    Gutiérrez apuró la colilla y la tiró al suelo. La aplastó con la punta del zapato y la observó. "Opresión", la habría titulado. Una metáfora de cómo se sentía él, exprimido y aplastado por la estupidez del mundo.

    Una colilla. Arte moderno. Arte conceptual. Allí se quedó, en el suelo, para que Amadeo la recogiera con la escoba.

    "Manda huevos...".