miércoles, 12 de mayo de 2021

71.- Volver a empezar

    Nadie le decía nada. Y que se atrevieran, vamos. Que se iban a enterar.

    A Gutiérrez le gustaba ver que todavía imponía respecto. Mira que había entrado en la comisaría con esas pintas de recién liberado de un campo de concentración, con la cara hecha un cristo y el cuerpo molido a palos... Eso sí, nadie se había atrevido a rechistarle.

    Lo veía en las caras, no obstante. Esas caras que denotaban sorpresa cuando se cruzaban con él ("Qué hace aquí Gutiérrez, si tendría que estar en cama"), sorpresa y reproche ("El médico le habrá dicho que no se mueva en dos semanas y aquí está, a la mañana siguiente, el cabezota"), sorpresa, reproche y, por qué no decirlo, un puntito de admiración ("Y viene dispuesto a retomar el trabajo, qué cojones tiene el tío").

    Lo había visto en la cara de Eulalia, que lo miraba con una compasión que casi daban ganas de decirle algo, Eulalia, joder, deja de mirarme así que te vas a echar a llorar, parece mentira que trabajes en una comisaría; en los compañeros, que le daban palmaditas en los lastimados hombros mientras le decían palabras de amigo, muy buena, machote, qué grande, Gutiérrez, para luego girarse y empezar a cuchichear, míralo, si está hecho jirones...

    En fin, que se metió en su oficina, se alegró al comprobar que aún quedaba algo de vodka en el cajón, y le dio un buen trago mientras se encendía un cigarrillo. Hogar, dulce hogar. No hay como regresar a Kansas, Totó. Aunque el mundo, desde el hogar, siguiera siendo un puto desastre. En eso, pensó Gutiérrez, le iba a tocar ser más como Odiseo que como Dorita, y empezar a cargarse rápido a los gilipollas que habían perturbado la paz que esperaba encontrar en su ansiada Ítaca.

    Gutiérrez descolgó el teléfono.

    - ¡Eulalia!

    - ¿Comisario? -dijo la voz de la secretaria al otro lado de la línea.

    - ¿Qué tenemos hoy?

    - Nada, Comisario.

    - ¿Nada? ¿Te crees que me chupo el dedo o qué? Deja de tratarme como a un bebé enfermo y dime ya qué tenemos.

    - Bueno, Comisario. En realidad...

    Eso es. Algo había pasado. Estaba claro. No hay día en que algún capullo no trate de quebrantar la ley y el orden. Gutiérrez ya empezaba a salivar...

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